martes, 17 de mayo de 2016

Cuento.



Quiero contarte mi historia, hoy vencido y derrotado puedo recordar con claridad mis momentos de mayor luz, mis recuerdos más hermosos y apacibles, esos fueron sin duda los de mi infancia al lado de mi madre. Hoy aquí ante su tumba con mi alma y vida deshecha deseo confesarme para que mi corazón vuelva a sentir alivio.

Desde siempre mis primeras memorias estuvieron acompañados por un amor incondicional, que aunque a veces se mostraba fuerte o agresivo al momento de recriminarme un acto, fue constante, genuino y lo más puro que conocí, compensándose la ausencia de un padre.

Amaba a mi mama tanto, pero quizá no como ella a mí. Eso me lo hicieron ver mi grupo de amigos, es natural que cuando tienes el cariño de alguien y lo sientes seguro, la atención de otras personas, de manera irremediable, comienza a ser nuestra prioridad. Mis amigos se estaban volviendo más importantes para mí y su aceptación mi más grande anhelo. Así fue como un día envuelto totalmente en el torbellino de arrogancia, irreverencia y estupidez comenzamos a comportarnos como unos verdaderos cretinos con la gente a nuestro alrededor. Ganándonos el desprecio de los chicos de nuestra edad, solo pubertos que no encuentran manera de sobresalir y llamar la atención.

Bromas atroces, ponchado de llantas, rayado de vehículos que lucían nuevos o lujosos, deseábamos echar a perder las vidas de esas personas, burlas hacia los ancianos y flirteos burdos hacia las mujeres que por nuestra edad causaban aún más malestar. Fue ese día a los 14 años cuando mi vida cambio. Uno de mis amigos comenzó a reírse de una mujer que con cierta dificultad jalaba de un pequeño carrito de mandado. Eran tan pocas las cosas que llevaba que lucía casi vacío. Primero se burlaron de su aspecto físico, un poco regordete, de su curiosa manera de caminar producto de alguna lesión crónica, su cabello desalineado. Como inquisidores analizaban cada defecto de su aspecto, al sentir empatía con esa persona me di cuenta el tipo de seres que éramos, de lo más bajo. Así siguió su andar sin ser consciente de las risas y burlas que habían provocado en ese perverso grupo de amigos.

Ese día al volver a casa nunca pude ver de igual forma a mi mama, la quería mucho, pero comencé a acentuar cada uno de sus defectos. Algo cambio en mí, fue la perdida de la inocencia, comenzar a ver al mundo como es sin esos lentes mágicos que nos acompañan en nuestra infancia. Sentía pena de ella, ya no quise acompañarla a ningún lado. Ya no quería que fuera a las juntas de la secundaria, de manera totalmente increíble comencé a negarla y sin darme cuenta, desaparecerla de mi vida. Mi madre lo notó, mas nunca me dijo nada. Esa etapa difícil por la que pasamos todos; ha de haber pensado. Me volví tan irrespetuoso, tan cruel en algunas cosas. Y comenzó un distanciamiento que ya jamás se pudo zanjar.

Pasó el tiempo, la madre amorosa estaba siempre presente, pero para mí tenía cada vez menos valor su opinión, al grado de hacerla temer a mis reacciones si buscaba sermonearme ante una falta o cuando me atrapo la policía totalmente alcoholizado, era para mí solo alguien que debía cargar conmigo hasta donde las fuerzas le dieran. Sin embargo había cosas buenas que aprendí de ella, me gustaba el dinero, el trabajo para conseguirlo lo tenía arraigado. Me sentía honesto y otras muchas virtudes que sin duda eran producto del forjado de mi madre. Así con mucho esfuerzo de ella y menos del mío pude concluir mi licenciatura y darme una vida mediana con uno que otro lujo de vez en cuando.

Cuando finalmente una mujer llama completamente mi atención es momento de romper los lazos que me mantenían unido a mi familia, mis dos hermanos con los que en verdad nunca trate lo suficiente por ser tan distintos a mí no me significaron nada. Fue un noviazgo tan rápido, tan cargado de sensaciones placenteras, en poco tiempo supe que aquella hermosa mujer era todo lo que en la vida necesitaba y el atractivo de su cuerpo complementaba el lado lascivo de mi persona. Estaba hipnotizado, habido de la atención de ella y de su cariño, para mí era todo lo que necesitaba, si puedo tenerla a ella no creo pedirle nada más a la vida. Esa vanidad enfermiza le hacía mantenerse perfecta y yo me sentía el dueño de un precioso trofeo. Cuando decidimos casarnos visitar a mi madre no fue más que una mera formalidad, nunca le di importancia a lo poco que congeniaron. Me sentí en la cima del mundo el día de mi matrimonio. Mi familia estuvo conmigo más que por desearlo para mostrar al mundo que no estaba solo. 

Ese día agradecí a Dios, tenía todo lo que deseaba. Comencé a pensar en mi madre, pero las presiones de mi nuevo matrimonio ya no me daban el tiempo suficiente. Paso el tiempo, mis prioridades cambiaban a medida que se hacía más notorio que en nuestro matrimonio hacía falta algo, aun cuando podíamos presumir de siempre estar de acuerdo había un tema que volvía las discusiones cada vez más intensas. Deseaba cada vez con mayor ímpetu un hijo, cada año se volvía mi anhelo más deseado. La justificación de mi mujer era simple, no deseaba cambiar lo que ella era, lo que más amaba no era a mí, era su propio cuerpo y ese sentimiento solo se agravo cuando comenzó a mostrar su rostro los primeros signos de la edad.

Me enumeraba cada vez los daños irreparables que en la mujer un hijo ocasionaba, desde la piel hasta la propia constitución de su cuerpo, era demasiado riesgo para ella, arriesgaba todo lo que era importante por un hijo que jamás fue su prioridad. Comencé entonces a pensar en mi madre. Hubo finalmente un cerrón a ese tema por parte de mi esposa. Un hijo a su lado no iba a ser posible, me lo había dicho desde nuestro noviazgo, pero ingenuo creí que mi cariño le haría cambiar esa idea. Como muchas mujeres que alegan lo mismo terminan haciéndolo. Pero no, ella hablaba totalmente en serio. Lo dijo sin ningún tapujo, ser madre es algo serio, es algo que no todas las personas se atreven a hacer.

Entonces comprendí lo que me había pasado, lo desgraciado que era ahora, lo desgraciado que fui siempre y como la vida me devolvía solo uno de los tantos desprecios que yo le había ocasionado a las personas que amaba. Con este dolor que sentía solo podía imaginar lo mucho que hice sufrir a mi madre a mis hermanos, con frialdad e indiferencia lastimaba cada día de convivencia conmigo y a pesar de eso jamás me apartaron de su vida, esa fue una decisión que tome yo mismo.

Mi vida se desperdició, avergonzado con todos no hice más que seguir con una fétida rutina, con una mujer que no me amaba y a quien tampoco amaba en realidad, unidos por apariencias nada más. Sintiéndome cada vez más un despojo a su lado. Entonces en sueños volvieron mis recuerdos, aquellos que me motivaban cada día de niño. Aquellos en los que reía con autenticidad, volvieron los juegos y las aventuras y en cada sueño siempre a mi lado estaba mi mama. Cada día despertaba con mayor añoranza de estar de nuevo a su lado, de volver a escuchar esa voz melodiosa cuando me hablaba por mi nombre. Decidí volver a mi seno con aquellas personas con las que podía ahora asegurar que pase los únicos momentos de felicidad en mis ya 44 años.

Toque a la puerta de su casa, ahora renovada por completo ya no parecía en nada aquella pocilga en la que crecí. Con detalles que sabía que le gustaban como un timbre que no lo vi al llamar, un pequeño tapetito de Bienvenida y una mesa con hermosas sillitas de madera al rededor en el bello jardín donde mi mama recibía a amigas y familiares que le visitaban, lo recuerdo bien. Me abrió mi hermana, con sorpresa, pero también con cordialidad y ahí me entere de lo mucho que me había alejado de todos ellos. Mi madre estaba en cama, ya no se volvería a levantar jamás, ya no reconocía a casi ninguna persona, pero aun así necesitaba verla. El hacerlo fue lo más duro que me ha tocado vivir. Era una ancianita de quien se había drenado ya la vida, ya no veía tan bien ni recordaba y vino a mi mente como, cuando la deje era totalmente otra persona. Eso me conmovió de una manera estremecedora sacando de mí las lágrimas. Aun así, con todo lo que le había dañado, pudo recordar mi nombre y eso es algo que me dejo totalmente paralizado. Tanta vergüenza propia, tanto rencor hacia mi persona, tanto desprecio por convertirme en un ser tan vil y desgraciado y mi mama aun podía sonreírme y llamarme por mi nombre, alargar su ya reseca mano invitándome a con su palma empatarla con la mía, como cuando era su bebe y así jugaba conmigo. Eso fue todo, lo demás volvió a ser como debería, mi madre murió a los pocos días sin que pudiéramos nunca platicar, había llegado demasiado tarde a la cita con mi madre, aun cuando ella me estuvo esperando hasta que la muerte se lo permitió.


Me ofrecí a encargarme de todos los arreglos para el funeral, pero mis hermanos tenían ya todo listo. Le conocían los secretos y gustos mejor que nadie, después de todo ellos si habían sabido ser sus hijos, solo me permitieron por insistencia mía elegir una foto que considerara apropiada. Entre a su habitación donde aun se podía respirar su esencia, donde cada adorno era un reflejo de su personalidad. Enormes álbumes de fotografías donde mi madre sonriente compartía con sus hijos y sus nietos. Esa alegría desbordante que ya no recordaba se reflejaba en su cara. Orgullo y satisfacción, sus nietos le admiraban de la misma manera. Fue así como fui buscando aquellas donde yo apareciera y note que en realidad eran muy poquitas, pero al menos aun podía encontrarlas. Guardadas con celo estaban 10 fotos, tres de ellas de mi madre soltera, apenas una niña de 15 años que ya mostraba un cuerpo muy lindo, no creí que se trataba de ella hasta que leí el reverso. Una foto de 17 acompañada por un pequeño bebe, su rostro irradiaba felicidad. 

Ahí regresaron todos mis recuerdos, mi mama había cargado conmigo, fui lo que le impidió que tuviera una juventud plena, pero lejos de culparme me quiso con mucho amor. Con aquel que nacen las madres, me sostuvo aun cuando tuvo que trabajar mucho para mantenerme. Mis otros hermanos llegaron al tiempo, nosotros si le quitamos lo mejor de mi mama, su belleza se mantuvo oculta por manchas de embarazo y un cuerpo que no se recupero. La humildad con que nos pudo hacer sobrevivir era suficiente para que nunca nos faltara alimento a pesar de mi padrastro morir tan pronto. Yo no comprendí, nunca me di cuenta que para todos mi mama era motivo de admiración y para mi, quien mas quería, era un vergüenza. Mi madre dio todo por nosotros, sufrió mucho, la escuche llorar muchas veces por la noche sin tener con quien compartir su dolor. Pero aun con eso, cuando estuvimos juntos mi mama fue muy feliz en medio de todas las carencias. Pude darme cuenta de todo lo que me perdí con ese álbum. 

Mis hermanos le dieron alegrías y orgullo a mi mama, se los agradezco tanto. Su única tristeza fue siempre mi alejamiento y abandono, por como nos despedimos se que así fue, pero no encuentro lugar ni camino a donde ir. El remordimiento carcome y mata poco a poco, porque daría todo por un ultimo instante con esa persona que fue capaz de sacrificarse por un ser tan imperfecto como yo. Ella no fue el problema, porque tras de mi hubo personas que la amaron de manera incondicional hasta el día de su muerte y no se reprochan nada, mientras que yo me hundo cada día mas en este sentimiento de abandono, de melancolía y desprecio a la vida. Solo deseo estar de nueva cuenta con ella, aunque en este mundo ya no va a ser posible...

lunes, 9 de mayo de 2016

Pics that will shock to you.

Today I will bring to you some pics that I consider must be part of my little collection. Maybe you can think that it isn´t advancing but in one year you will see that will be huge.




miércoles, 23 de mayo de 2012

My favorite celebrities pics

Here I bring to you pics that by me are so sexy, all are celebrities and if I don't upload here I'm sure that will lost in my files.
















sábado, 31 de marzo de 2012

My hot gallery of celebrities

They are my favorite girls on the wrestling, I will continue adding more pics, and will put some orden, by now is just a proof. :P